Por Isidora Díaz

El otro día descongelé 6 locos crudos que tenía guardados para una ocasión especial, y me dispuse a cocinarlos aplicando varios secretos familiares para que quedaran como tiene que ser: blandos. Sin embargo, pasaban las horas y los locos hervían y hervían en ese caldito que huele a dioses, pero algo andaba mal… ¡seguían duros como palo!

Pasaron más horas y lo mismo: los locos simplemente se rehusaron a ablandarse. Y yo, frustradísima, tuve que decirles a los invitados que tendría a comer esa noche que mejor saliéramos a un restaurante. Cosas que pasan. El caso es que agarré los locos duros, su caldo y los metí de vuelta al freezer.

Un par de semanas después, amanecía un domingo bien casero y abro el refri y ví que tenía unas masitas de empanadas de esas que vienen hechas. Se me prendió la ampolleta y dije “¡¡¡empanadas de locos!!!”. Total, aunque estuvieran duros igual los podría picar y hacer un pinito sabroso. Así fue, y más encima ocurrió un milagro: entre la congelada y la re-cocinada, los locos se ablandaron bastante. El asunto es que nos zampamos cuatro empanadas fritas cada uno para el almuerzo dominguero y nos sentimos igualito que si estuviéramos en algún rincón mágico del litoral centro-norte.

Acompañamos con el estupendo Franco Chardonnay Gran Reserva 2020 que le vino como anillo al dedo: encontré que es de esos blancos que si bien son frescos y balanceados, son algo más seriotes, y piden sabores del mar algo más profundos y complejos. Los locos son bien particulares en ese sentido: son a la vez salados y dulces, y tienen un sabor marino que también es medio cárnico. A la grasita de la fritanga, en tanto, el Franco le dio bonita pelea. Exquisita la mezcla, recomendable 100%. También quedaría bien con una pasta con salsa de locos o ya con un muy tradicional chupe de locos.

Dejo aquí la receta de las empanadas, que también resulta con machas, choritos ya cocidos, lapas o algún mix decente de mariscos.

Para 12 empanadas fritas

2 cucharadas de mantequilla
1 chorrito de aceite de oliva
1 cebolla grande, picada a cuadritos bien chicos
6 locos cocidos y 1 taza de su caldo
Ají de color, orégano, pimienta negra
½ cdta de harina
Sal de mar
12 masas de empanadas para freír (o haga la masa Ud. mismo, recetas hay miles).

En un sartén amplio y de fondo grueso (o una olla de similares características), derretir la mantequilla junto con el aceite, hasta que deje de burbujear. Sofreír la cebolla hasta que esté transparente y agregar los aliños a gusto (no mucho). Salpimentar pero ojo con la sal, que el caldo de los locos es medio salado.

Agregar los locos cocidos y picados en cubitos chicos y una taza del caldo. Dejar que eso hierva y reduzca un poco; espesar con el poquito de harina, espolvoréandola rápido y revolviendo inmediatamente. Si se seca mucho, arreglar con un poquito más de caldo; la idea es que el pino quede jugoso. Cocinar unos minutos más. Verificar que esté bien de sal.

Enfriar completamente el pino y con eso rellenar las empanadas. Freír las empanadas en aceite o manteca caliente; que se doren bien por lado y lado. Comer de inmediato y gozarrrr.

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